Seguro que en más de una ocasión has escuchado estas palabras y no acabas de entender muy bien en qué consiste cada una de ellas. Lo que está claro es que todas ellas parecen tener el mismo objetivo: ayudarte a resolver dudas legales o a hacer trámites ante determinados organismos o instituciones públicas como la Seguridad Social, la Agencia Tributaria, etcétera. Entonces, ¿cuál es la diferencia? Veámoslo:

¿Qué es la consultoría?
El aspecto que define con mayor acierto a la consultoría es el hecho de que se trata de asesorar en una materia muy específica, requiriendo un gran conocimiento de la misma. Este servicio puede prestarse tanto a clientes particulares como a empresas. Sin embargo, suele prestarse a empresas debido a que la resolución de la consulta tiene como finalidad implementar una solución para obtener un beneficio en algún ámbito o área concreta de la empresa.
De este modo consiste en asesorar, guiar, aconsejar o recomendar que se tomen determinadas acciones para solucionar, mejorar u optimizar determinados recursos. Para llevar a cabo estas funciones, el consultor, entendido como tal a la persona que desarrolla dichos servicios, realiza un análisis contextual del cliente para identificar cuales son los fallos o qué problemática hay y traza una hoja de ruta para solucionarlo.
La consultoría abarca muchas áreas, a continuación te mostramos algunas de ellas:
- Consultoría estratégica: tiene el objetivo de aumentar la rentabilidad de un negocio. Se definen objetivos para que la empresa sea más competitiva en el mercado.
- Consultoría financiera: se analizan los aspectos financieros para optimizar los recursos de los que dispone el cliente.
- Consultoría marketing y publicidad: se basa en el análisis de la competencia y de los clientes para definir estrategias y acciones específicas de marketing y publicidad con el objetivo de fidelizar a los clientes vigentes y/o captar nuevos clientes en el mercado.
- Consultoría de recursos humanos: el objetivo es la planificación y ejecución de procesos de selección de personal o planes de formación de los empleados.
Así pues, uno de los hechos diferenciales de la consultoría es que la duración de estos servicios no se prolonga en el tiempo sino que están más orientados a realizar un proyecto en concreto. El punto fuerte de la consultoría, de esta manera, es la gran especialización en una materia.
¿Qué es una gestoría?
En una gestoría encontraremos servicios relacionados con la ejecución de trámites estrictamente relacionados con la gestión administrativa ante organismos públicos como puede ser ante la Seguridad Social, la Agencia Tributaria, la Dirección General de Tráfico, etcétera. En este caso, los servicios se dirigen tanto a particulares como a empresas, sin distinción Por lo tanto, su misión es hacer los trámites legales necesarios para llevar a cabo determinadas acciones, obtener autorizaciones o cumplir con la normativa vigente. Veamos algunos ejemplos:
- Presentar impuestos en la Agencia Tributaria en nombre del cliente como: Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), Impuesto sobre el Valor Añadido, declaración de la renta, Impuesto de Sociedades (IS), etcétera.
- Realizar trámites en materia laboral: dando de alta o de baja a los trabajadores en el sistema de la Seguridad Social, gestión de las nóminas, preparando la documentación de despido o modificación sustancial de las condiciones de trabajo, etcétera.
- Realizar trámites en materia de extranjería: solicitar el NIE, visados, permisos de trabajo, etcétera.
- Constituir sociedades y todos los trámites que se debe de llevar a cabo durante su vida como es la cumplimentación del Modelo 036 (alta en obligaciones tributarias), Inscripción en el Registro Mercantil, presentación de cuentas anuales, etcétera.
Además, un aspecto relevante a tener en cuenta es que para realizar dichos trámites suele ser necesario estar colegiado. Por lo tanto, este hecho permite agilizar muchos procesos y tener éxito en la ejecución de determinados trámites.
¿Qué es una asesoría?
La asesoría tiene como función principal ofrecer a su cliente, tanto particulares como empresas o autónomos, asesoramiento legal, servicios de contabilidad, servicios de asesoramiento fiscal y de asesoramiento laboral.
Todo ello con la finalidad de analizar un asunto en particular para definir correctamente en qué punto se encuentra y cómo resolverlo.
El asesor se encarga de supervisar y analizar toda la documentación que aporta el cliente con el objetivo de entender bien la casuística y plantear, de este modo, las medidas oportunas para avanzar con su asunto. Tiene especial trascendencia ya que la función del asesor puede evitar futuras contingencias o problemas, recomendando llevar a cabo determinadas acciones para velar por los intereses de su cliente. Así, por ejemplo, puede suceder que un cliente realice una pregunta sobre un tema en concreto y el asesor le recomiende iniciar una demanda judicial para que una situación gravosa cese. También puede darse el caso de que se estén contabilizando erróneamente unos activos en la contabilidad empresarial y, hacerlo de forma adecuada gracias a la experiencia del asesor, repercuta positivamente en la compañía.
Entonces, ¿cuál es el servicio que necesito?
Ya hemos visto cuáles son las notas características y qué tipo de servicios pueden prestar cada una de estas tres entidades (consultoría, gestoría y asesoría). Si aún así tienes dudas de cuál te conviene más, a continuación encontrarás algunas claves:
- Si estás buscando un profesional que te guíe de forma recurrente y te facilite información acerca de todos los asuntos en materia legal y financiera que engloban un negocio…Te conviene una asesoría.
- Si estás interesado en resolver un asunto concreto que requiera de un gran conocimiento de un tema particular…Te conviene una consultoría.
- Si estás interesado en que un profesional realice trámites, farragosos o no, en tu nombre para asegurarte de que se realizan correctamente…Te conviene una gestoría.